EL PRECIO DEL PLATO PERFECTO

EL PRECIO DEL PLATO PERFECTO

Todos admiramos el arte de cocinar. Pero pocos saben lo que ocurre detrás de esas puertas cerradas. La gastronomía se muestra como creatividad, estética, cultura y expresión. Pero al pisar la cocina, te reciben gritos, exigencias desmedidas y la ansiedad de tener que cumplir o morir intentándolo. Esa presión no es parte del show: es maltrato. La pasión que los llevó a cocinar se pierde en un sistema que confunde autoridad con abuso y disciplina con miedo, un sistema que exige perfección pero no ofrece respeto, que empuja a rendir sin preguntarse cuánto cuesta emocionalmente seguir haciéndolo.

Maltrato laboral en gastronomía

La cultura del sacrificio

¿Cuántas veces eso se ha convertido en mantra? Se glorifica el trabajar horas infinitas, no pedir días libres, soportar gritos, burlas, supervisión agresiva, como si eso moldeara carácter, como si ese dolor fuera parte del aprendizaje. Se justifica como algo necesario, casi romántico: el chef tirano, el infierno culinario, la prueba de fuego. Y quienes lo sufren terminan condicionados a ver ese abuso como parte de su día a día, como única forma de seguir adelante.

¿Qué hay de la calidad humana?
Se habla mucho de calidad del producto, de ingredientes, de presentación, de “experiencia del cliente”. Pero ¿quién habla de la experiencia humana de quien cocina?

Los galardones y los reconocimientos brillan, sí, pero no deberían brillar a costa de quienes sostienen las ollas y los cuchillos . Sin personal sano ni motivado no hay estrella, lista o reconocimiento que valga.

El costo humano detrás de la perfección

Lo que sucede en muchas cocinas tiene consecuencias reales, duras y medibles sobre la salud mental, emocional y física de quienes cocinan:

Maltrato laboral en gastronomía
  • En México, el burnout laboral afecta al 72 % de los trabajadores al menos una vez al año (Burnout Laboral 2025, Buk).
    El 67 % de los mexicanos se siente emocionalmente agotado por su trabajo (El Informador).
  • Los cocineros enfrentan riesgos aún más graves: En 2024, fueron la sexta ocupación con más accidentes laborales en México, acumulando 11,720 incidentes (El Economista).
  • Y los daños no se limitan al cuerpo: estudios internacionales muestran que los chefs tienen tasas de suicidio significativamente más altas que otras profesiones, como revelan investigaciones en Australia.
  • La presión extrema y la falta de apoyo generan: ansiedad, depresión, pensamientos suicidas, abuso de sustancias, etc. 
  • El 70 % de los chefs reporta ansiedad relacionada al trabajo(WebstaurantStore).

Estas cifras no son abstractas… son personas que pierden energía, motivación y en muchos casos, la vida. Todo por mantener un estándar de perfección que ignora la humanidad de quienes sostienen las cocinas.

Replantear la excelencia

La excelencia gastronómica no sólo se mide en sabores, técnica y premios, también en humanidad, en salud mental y en un ambiente de trabajo sano.

Está bien que un restaurante presuma de ingredientes locales, sustentabilidad, innovación, pero también de tener un equipo respetado, valorado y motivado. Un reconocimiento no debe tener detrás lágrimas, insomnio ni miedo.

Respeto gastronomía

Basta ya de normalizar lo que debe ser inaceptable. Lo que no se nombra, lo que no se pelea, lo que no se exige, perdura.

No sigamos permitiendo que “así se hace en la cocina” se convierta en excusa para humillar, para herir, para destruir vocaciones. Que cada persona que entra a cocinar lo haga con ganas, con orgullo, sin miedo.

Que cada chef, cada dueño, cada líder gastronómico reconozca que sin personas no hay sazón, sin respeto no hay talento, sin empatía no hay excelencia.

Te invitamos a acompañarnos en nuestras redes y revista, donde exploramos historias, consejos y proyectos que promueven cocinas humanas y sostenibles. Porque un buen plato comienza con personas sanas y felices.

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