Gastronomadas MX - UMAI Japón escondido en la Roma

En la Roma siempre hay rincones que sorprenden, y Umai es uno de ellos. Entre muros discretos y un jardín que parece secreto, este restaurante japonés se ha convertido en uno de los templos culinarios de la colonia. Su nombre lo dice todo: Umai significa “muy rico” en japonés, y desde hace algunos años lo ha demostrado platillo tras platillo.

Bajo la batuta del chef Nacho Carmona y como parte del Grupo Ikigai, Umai propone un viaje gastronómico que mezcla la tradición japonesa con guiños contemporáneos. Aquí no solo se trata de comer: la experiencia empieza en el ambiente minimalista del espacio, se respira en el jardín zen y termina de redondearse los fines de semana con sus ya icónicas vinil sessions, que dan ritmo a la noche y al sake.

Lo que hay que probar

El menú es un homenaje a los sabores del mar, a la precisión del cuchillo y a la frescura del producto.

Nigiris que van desde el salmón o el pulpo hasta joyas como el chu-toro o el uni, con precios que oscilan entre $90 y $210 MXN cada uno.
Especialidades de casa como el tiradito de pez limón, los camarones Ikigai o el hamachi orenji, entre $350 y $460 MXN.
Makis creativos como el Yorokobi o el Ikigai, que rondan los $200-$300 MXN.
Donburis con rib-eye o hamachi, que superan los $350 MXN y valen cada bocado.
Para cerrar, mochis y postres ligeros en el rango de $100-$200 MXN.

La coctelería de autor y la selección de sakes hacen que cada plato encuentre su maridaje perfecto.

Umai no es para ir con prisa ni con presupuesto corto. El consumo promedio ronda los $500 MXN o más por persona, pero aquí el gasto se siente como una inversión en experiencia. Es ese lugar donde celebras, te regalas una noche distinta o dejas que alguien más se enamore del concepto contigo.

Lo que dicen los comensales

Con una calificación de 4.6 sobre 5 en OpenTable, Umai se ha ganado un lugar entre los favoritos de quienes disfrutan de la cocina japonesa en la ciudad. Los comensales destacan la frescura de los productos, la precisión en la ejecución y un ambiente que logra equilibrar sofisticación y calidez.

Algunas opiniones mencionan que, en momentos de alta afluencia, la atención puede extenderse un poco más de lo habitual; sin embargo, la mayoría coincide en que la calidad de los platillos y la atmósfera del lugar hacen que la espera valga la pena.

Umai no pretende ser un restaurante japonés más en la ciudad; es un espacio que respira sofisticación, que guarda secretos en su jardín y que se atreve a poner vinilos en la noche mientras sirve sashimi impecable. Es un pedazo de Japón adaptado al pulso cosmopolita de la Roma.