Té verde: las variedades japonesas

Probablemente el más popular, el matcha es básicamente té verde en polvo japonés, sin embargo en su grado más selecto es un té muy especial con un proceso de producción muy detallado y delicado por lo que el precio del producto final sube.

Es un icono japonés y además de ser usado en preparaciones tradicionales también se ha vuelto un sabor popular en helados, pasteles y bebidas preparadas.

Uno de los más cultivados, el sencha se obtiene de la primera cosecha de la planta del té.

Es de sabor suave entre dulce y amargo y su infusión de un atractivo color verde, además de ser de buena calidad.

Si el sencha se obtiene de la primera cosecha, el bancha es el producto de la segunda cosecha del año.

Es de un precio más económico y suele ser de sabor ligero, menos amargo así como con menos contenido de teína y el color de la infusión puede ser más claro.

De mayor calidad y por lo tanto más caro, este té se cubre del sol durante unos 20 días previos a la cosecha, después se recolectan sólo los brotes y se cuecen al vapor para pasar al enrulado.

Su infusión posee un sabor aromático y suave con leve astringencia, además de contener mayor cantidad de teína.

Se produce de manera similar al gyokuro, el kabusecha también se cubre del sol previo a su cosecha pero por menos tiempo aproximadamente por 1 o 2 semanas.

Se dice que su calidad y características están entre el sencha y el gyokuro.

Rompiendo la usual usanza de las hojas, el kukicha se obtiene de los tallos de la Camellia sinensis que se tuestan, minimizando la cantidad de teína y generando una infusión de color marrón.

Uno de los blends más emblemáticos del mundo del té es el genmaicha el cual consiste en hojas de té verde, usualmente sencha o bancha, mezclado con arroz integral tostado.

Esta variedad se obtiene tostando sencha o bancha lo que baja la cantidad de teína que contiene y dando una infusión color marrón rojizo.

Su sabor es suave con notas tostadas y de poca astringencia.